domingo, 1 de mayo de 2011

Shadow of a Doubt

Y uno espera que hacia el final, cuando el contrapicado lo anuncia directamente a él, allí, sospechoso sobre, quizá, el décimo escalón, y su mirada fluyendo río abajo, desbordada de ira acusando el reloj y el maltrato, y los susurros y el incesto, todo concluya en un crimen ominoso, y la cámara se apague en el instante preciso, justo cuando el develar sería pecado y el ocultar un delirio de placer. Y como quien filmó aquella duda no fui yo, delego la esperanza a la tumba de un genio.

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