jueves, 28 de abril de 2011

Sobre la canción te meces, oh!

En deditos camino, salteando descansos, dormida en santos, aplasto magullo descalzo angosto tu vientre orgullo de papel. Miriadas de gorriones, correteando con ranas y peces langosta verdes y húmedos, tus pestañas saben bien en primavera otoño estío canela con aroma de madera terciada. Pensé en pintarte un cuadro y dejar de golpearte el pecho con palabras que yo no, ni tengo qué explicar cómo tu suavidad en mis sábanas y tu silencio en el  libro con la nariz ruidosa y yo magullante una otra vez, a dónde irías a encontrar tal bestia, a dónde sino en el planetario, junto a los patos, inclinada en interiores sorprendentes, delgada en su suspiro de lana y desde el rubicundo escaparate hablaste miasmas, aburridos, largos anteojos oscuros, hipermetropía, estrabismo, miopía y otros esotéricos procesos oculares que no me asaltaron hasta ahora, parlanchin sinsonante. Desde la armonia heraclitea de los opuestos, donde tú sin yo pueden existir sin lucha ni guerra desmedida, pues padre de todos es, te doy la bienvenida a mi día constante renovación, llama aterna, periplo bonito, miau miau, cancan, cuarzo blanco aquí sobre todo el cuerpecito, sos.

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